Hay días como hoy, que me levanto de madrugada, como a las 4:30, porque tengo la costumbre de madrugar, en los que desearía vivir en un país de primer mundo y no en una ciudad pestilente y nauseabunda como esta Montevideo. Las primeras horas de la mañana son las de mayor provecho para mis actividades de pensador, literario y coleccionador/clasificador de fichas y dinero del Banco del Hogar.
Miró por la ventana de mi piso en el centro, cafecito calentito en mano, y la escena me causa tan profunda decepción que surge de mi boca unos epítetos de dudosa categoría: la congoja de la lora, expresé.
Era un transeúnte, de pésimo aspecto, su ropaje era muy descuidado y pestilente, haciendo pis en el árbol más cercano al edificio que tengo a bien compartir con mis vecinos. El sujeto culminó su asunto rápidamente y se alejó sin ningún escrúpulo, completando la fase de acomodo de genitales en el pantalón ya a varios
metros del árbol que fue su desventurado inodoro.
Me indigna profundamente que nuestra sociedad devenida festeje esta clase de espectáculos y no se haga nada al respecto... ¿dónde están las autoridades de la Intendencia capitalina? ¿por qué Ricardo Erlich no me devuelve respuesta a las 15 llamadas que hice a lo largo de toda la mañana exigiendo una explicación? ¿por qué Mabel Lolo no hace un conflicto con la IMM a causa de los inmorales hacedores de pichi? ¿Acaso Mabel y Ricardo orinan juntos en monumentos y plazas públicas tomados de la mano?
Las personas de bien y las gentes de
reflexión y refinamiento exigimos una solución para este flagelo que azota a nuestra cuidad, nos oprime la libertad y no deja florecer la cultura nacional.
No se ría intendente!! A este reportero no le hace gracia su inacción y mirada complaciente a aquellos que orinan el verde de nuestra cuidad!!
Una reflexión final mis estimados lectores:
Sean los orientales tan recatados como valientes.
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