viernes, 31 de octubre de 2008

Ejércitos de hombres de trajes grises (hay algunos de traje negro o azul, peropredominan los de gris)

¡La puta madre! dije para mis afueras, ¡ya no les da con habernos sustraido las mejores salas de cine que ahora también se reunen en las esquinas a predicar! espeté en voz alta. Estaban ahí, en la esquina, unos 20 (púberes ayer, casi adultos hoy) vestidos de traje gris -había alguno de ambo bicolor, negro o azul, pero predominaban los de gris- siendo arengados por un adulto no tan jóven cuyo traje sobresalía por sobre los demás debido a una brillantez asombrosa, digna del teatro de revistas. 

A medida que me fui acercando, mis oidos fueron captando mejor las ondas sonoras emitidas por el líder, ustedes pueden, juntos venceremos, unidos somos invencibles y demás frases de ánimo surcaban el éter en todas las direcciones, pero nada que hiciese referencia a Dios o Jehovah, ¡qué raro! dije, mientras puteaba por haber pisado un sorete de perro frente a un quiosco cuya publicidad del 5 de Oro abarcaba más del 73% de la fachada del comercio -hasta donde llegan los pocos escrúpulos de estos micro emprendimientos, colocar materia fecal canina en sus alrededores solo para que uno luego de enchasrtarse se juegue un 5 de Oro con revancha aduciendo gozar de buena suerte por haber pisado mierda, bajísimo, pero bueno, todos sabemos que estos comercios poseen recursos acotados para publicidad y aplican estrategias de marketing poco convencionales- ¡Muuuuy raro todo esto! ¿Qué estará pasando? Nada indica que se tratase de un culto religioso al aire libre, pero estaban hacendo uso de las mismas técnicas de motivación colectiva,  así decidí amainar el paso para limpiarme el calzado y de paso pispear un poco. ¿Quién tiene 100 pesos? Gritó el líder, Yo, yo, yo.. contestaron al únisono los fieles esgrmiendo sendos Eduardos Fabinis en sus manos, la exitación iba en ascenso, la testosterona se podía oler mezclada con el olor a caca provenientes de mis pies, ¿Todos tienen? preguntó el líder, Siiiiii, contestó el grupo de nuevo al unísono sin dejar de revoliar los billetes, ¡pero la concha de la lora, qué mierda es todo esto! dije para mis adentros esta vez ya que estaba muy cerca del grupo y temí ser atacado por la horda de revoliadores de billetes entrajados cuando de pronto el líder abrió una caja y empezó a repartir libros infantiles a los entrajados, a razón de un libro por billete de 100 pesos, algunos manotearon hasta 3, todos ellos gritaban y exibían la mercadería a los demás ni bien se hacían de los volúmenes, los demás vitoreaban al comprador. 

No podía salir de mi asombro al ver la escena, un tipo de traje vendiendole libros a otros tipos de traje, en un esquina y a los gritos, más raro que un chino albino (hay alguno que otro, nuestro experto en finanzas se cruzó con uno en su reciene viaje a la tierra de Confucio). Mi capacidad de asombro se vió una vez más sobrepasada cuando al terminar de repartir (erm, vender) los libros, el líder gritó ¡A sus puestos! y los hombrecitos de traje se agruparon de a dos, y de a un grupo a la vez partieron en diferentes direcciones no sin antes despedirse del líder y de los demás compañeros.

En ese rato, el líder se hizo de al menos unos 3000 pesos, unos 130 dólares americanos -no tengo idea cuántos Ameros serían ya que aún no figura dicha moneda en los pizarrones de las casas de cambio-, flor de negocio, acá y en la china, un capo el tipo, pero eso no es todo, cuando decidí incorporarme, estaba agachado limpiando mis calzados, veo que otro grupo de hombres de traje gris se acercaba al líder luego de haber bajado de una camioneta blanca, no, no lo puedo creer, otro grupo de compradores compulsivos de libros infatiles, pero de donde mierda salen!!! Me equivoqué, esta vez compraron libros de cocina a 200 pesos, no lo pude resistir y me fui, no sin antes prometerme a mi mismo volver a la misma esquina para seguir investigando.

Los dejo con una de Sabina, que no es el "El hombre de traje gris", pero sirve igual.


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